POR PEDRO PABLO SACRISTÁN
Hubo una vez una princesa rica, bella y sabia.
Cansada de pretendientes falsos que se acercaban a ella para conseguir sus riquezas, hizo publicar que se casaría con quien le llevase el regalo más valioso, tierno y sincero a la vez. El palacio se llenó de flores y regalos de todos los tipos y flores de colores, de cartas de amor incomparables y de poetas enamorados. Y entre todos aquellos regalos magníficos, descubrió una piedra; una simple y sucia piedra. Intrigada, hizo llamar a quien se la había regalado. A pesar de su curiosidad, mostró estar muy ofendida cuando apareció el joven, y este se explicó diciendo:
-Esa piedra representa lo más valioso que os puedo regalar, princesa: es mi corazón. Y también es sincera, porque aún no es vuestro y es duro como una piedra. Sólo cuando se llene de amor se ablandará y será más tierno que ningún otro.
El joven se marchó tranquila mente, dejaron a la princesa sorprendida y atrapada. Quedó tan enamorada que llevaba consigo la piedra a todas partes, durante meses llenó al joven de regalos y atenciones, pero su corazón seguía siendo duro como la piedra en sus manos. Desanimada, terminó por arrojar la piedra al fuego; al momento vio cómo se deshacía la arena, y de aquella piedra tosca surgía una bella figura de oro. Entonces comprendió que ella misma tendría que ser como el fuego, y transformar cuanto tocaba separando lo inútil de lo importante. Durante los meses siguientes, la princesa se propuso cambiar en reino, y como la piedra, dedicó su vida, su sabiduría y sus riquezas a separar lo inútil de los importantes. Acabó con el lujo, las joyas y los excesos, y las gentes del país tuvieron comida y libros.
Cuantos trataban con la princesa salían encantado por su carácter y cercanía, y su sola presencia transmitía tal calor humano y pasión por cuanto hacía, que comenzaron a llamarla cariñosamente "La princesa de fuego".
Y como la piedra, su fuego deshizo la dura corteza del corazón del joven, que tal y como había prometido, resultó ser tan tierna y junto que hizo feliz a la princesa el fin de sus días.
Cansada de pretendientes falsos que se acercaban a ella para conseguir sus riquezas, hizo publicar que se casaría con quien le llevase el regalo más valioso, tierno y sincero a la vez. El palacio se llenó de flores y regalos de todos los tipos y flores de colores, de cartas de amor incomparables y de poetas enamorados. Y entre todos aquellos regalos magníficos, descubrió una piedra; una simple y sucia piedra. Intrigada, hizo llamar a quien se la había regalado. A pesar de su curiosidad, mostró estar muy ofendida cuando apareció el joven, y este se explicó diciendo:
-Esa piedra representa lo más valioso que os puedo regalar, princesa: es mi corazón. Y también es sincera, porque aún no es vuestro y es duro como una piedra. Sólo cuando se llene de amor se ablandará y será más tierno que ningún otro.
El joven se marchó tranquila mente, dejaron a la princesa sorprendida y atrapada. Quedó tan enamorada que llevaba consigo la piedra a todas partes, durante meses llenó al joven de regalos y atenciones, pero su corazón seguía siendo duro como la piedra en sus manos. Desanimada, terminó por arrojar la piedra al fuego; al momento vio cómo se deshacía la arena, y de aquella piedra tosca surgía una bella figura de oro. Entonces comprendió que ella misma tendría que ser como el fuego, y transformar cuanto tocaba separando lo inútil de lo importante. Durante los meses siguientes, la princesa se propuso cambiar en reino, y como la piedra, dedicó su vida, su sabiduría y sus riquezas a separar lo inútil de los importantes. Acabó con el lujo, las joyas y los excesos, y las gentes del país tuvieron comida y libros.
Cuantos trataban con la princesa salían encantado por su carácter y cercanía, y su sola presencia transmitía tal calor humano y pasión por cuanto hacía, que comenzaron a llamarla cariñosamente "La princesa de fuego".
Y como la piedra, su fuego deshizo la dura corteza del corazón del joven, que tal y como había prometido, resultó ser tan tierna y junto que hizo feliz a la princesa el fin de sus días.
me gusta el cuento
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminaresta bonito el cuento y me gusta mucho
ResponderEliminar